Morirán las sillas,
desaparecerán del mundo.
En legión, las romperemos todas
arrancándoles los miembros.
Amontonados sus restos en gran pira
purificarán a lerdos y necios que,
por fin, se levantarán en revolución
y, cantando, los antiguos malditos
encontrarán la luz y el camino
para no descansar jamás.